26 de junio de 2008

Número 3

La Epifanía


Entrevista con Gerardo Montenegro
Gerardo Antonio Montenegro, cura párroco de la catedral santiagueña, dijo que la epifanía de los Reyes Magos es una manifestación universal y agregó que "nuestra religión al llamarse Católica alude a lo universal", recordando así la verdadera dimensión de la fiesta de los Reyes, que tradicionalmente se celebra el 6 de enero. A continuación, la entrevista que concedió a "El punto y la coma".

-¿Qué significa la epifanía, para la Iglesia Católica?
Es la llamada comúnmente fiesta de los Reyes Magos. Es la manifestación de nuestro Señor Jesucristo recién nacido, a todas las naciones. La primera manifestación fue a los pastores judíos la noche de Navidad, cuando los ángeles anunciaron el nacimiento del Salvador. Más adelante con el arribo de los famosos Reyes, que en realidad eran estudiosos de la astrología y que se decía provenían de la India, siguiendo una estrella que nunca antes habían visto, hasta que se detuvo sobre el pesebre de Belén y allí lo adoraron ofreciendo oro, incienso y mirra. Esto es lo que se conoce como la manifestación a todos los pueblos. Esta es la epifanía que se celebra el 6 de enero.

-¿Cuántas epifanías hay?
Para mi habría dos. Primero la manifestación al pueblo judío el día del nacimiento del Señor, a los pastores de Belén. Y la segunda a todos los pueblos.

-¿Por qué la epifanía de los Reyes Magos es la que más se celebra?
Porque la primera está muy ligada al nacimiento del Niño Jesús; es decir que todo está muy unido. En cambio hasta la llegada de los Reyes pasó un cierto tiempo.

-¿El mundo pagano reconoce en la epifanía de los Reyes Magos que Jesús es el salvador? ¿Hay otras interpretaciones?
Se trata de una manifestación universal. El depositario de las promesas de Dios padre fue el pueblo judío, el pueblo de Israel, el pueblo amado y escogido que fue sacado de la esclavitud de Egipto. Nuestra religión al llamarse católica alude a lo universal. Quienes aceptamos estas cosas lo hacemos por la fe y por la fe nos unimos a todos los pueblos.

-¿Por qué magos? ¿Qué significado tiene "mago", para el catolicismo?
En realidad estos "reyes" eran estudiantes de astrología: reyes tampoco eran. Evidentemente sabían mucho sobre las estrellas y esos saberes que ostentaban les habrían valido la consideración de magos, fundamentalmente para la gente de aquellos tiempos.

-¿Es cierto que los restos de los reyes magos están en Colonia?Según la tradición, en un hermoso cofre. Fueron colocados debajo del altar mayor en la catedral de Colonia, pero no es más que una tradición.

¿Cuál es el origen de los pesebres?
El Señor nace en Belén. José buscó alojamiento en el pueblo, pero a raíz del censo no había lugar y al parecer dentro de una misma casa de familia le ofrecieron el lugar más humilde que les quedaba, un pesebre. De allí que la tradición cristiana haya venido recordando a través de los pesebres el misterio del Nacimiento. Lo representativo de la cristiandad es el pesebre para estas fiestas. Bienvenido el árbol de Navidad, que viene de los países nórdicos vinculado a San Nicolás y que por ser un árbol está también vinculado a la vida, dado que el nacimiento de Jesús es el nacimiento de la vida de las vidas. Jesús nace para traernos vida. En Navidad debemos comprender que él que existía antes de los tiempos, el creador del tiempo, nace en el tiempo para salvarnos a los que vivimos en el tiempo. Eso es Navidad.

-¿Cómo ha sido tradicionalmente la fiesta de los Reyes en Santiago?Antes era día de precepto, ahora no; había celebraciones especiales en las iglesias. Se colocaba al pie de los pesebres las figuras de Gaspar, Melchor y Baltasar según la tradición, frente a la gruta del Niño Jesús. Además estaban los clásicos regalos que se hacían a todos los niños.

-¿Qué elementos paganos tiene la fiesta actualmente?Aún hay muchas fiestas cristianas que tienen elementos paganos, como San Esteban que es el 26 está lleno de elementos paganos. Cristianamente debemos recibir con alegría y gozo la llegada del Señor, porque es la alegría que vienen al mundo, pero a esto que se agreguen elementos paganos es sólo por iniciativa de la gente, no porque la iglesia lo pida. En todas las épocas, en todos los tiempos la influencia del consumismo ha sido determinante y esto no es de ahora, vienen desde hace tiempo, con otras ofertas quizás pero siempre existió la sociedad de consumo. La iglesia no acepta estos cambios y se mantiene firme en sus tradiciones. Muchas de las fiestas cristianas fueron antiguas celebraciones paganas, que la iglesia se las apropió cuando llegó el cristianismo con Constantino. La fecha del nacimiento del Señor no es segura, se habría hecho coincidir Navidad (25 de diciembre) con la fiesta de dios Mitra (el sol) para los persas, que se interpretó desde ese momento como el nacimiento del nuevo sol de justicia.

-¿Qué pide la Iglesia a los fieles, en esta celebración?
Fundamentalmente la iglesia pide fraternidad entre todos los hombres, porque el Señor ha venido a unirnos a todos. Fraternidad que debemos en gracia de Dios, con una santa confesión hablando ritualmente, en paz con el Señor y con nuestros hermanos, unidos fraternalmente en tantos hermanos que sufren y que están muy cerca nuestro.

Nochebuena

Ginés Alcántara Martínez (*)

Salió de la cama, furiosa. Ian mantuvo el pico cerrado, se limitaba a fumar. Iria se vistió con desagrado, estaba irascible. Sus ruidos intrusos -cremalleras, hebillas, corchetes, pasadores- cubrían de polvo y telarañas los rincones amarillos detrás de la mesilla, inmutables intersecciones de rodapiés que mantenían al universo sujeto con alfileres demasiado frágiles para soportar tanto ruido. La tarde se moría precaria, así, tal como parecía, en los arrabales cochambrosos de sus diecisiete años.

En la calle, Iria recibió la noche iluminada por los fríos inviernos. En las casas cundía el nerviosismo a pesar de las canciones, viejas, trasmitidas con hematomas a los niños: «los papás-hijos no maduran y se mantienen infantes hasta los cuarenta, y no se diferencian de los nietos, confusos como ellos y confusos ellos y podridos de concesiones administrativas y pequeños placeres de tantos maestros aprendidas: escritores, músicos, y artistas que murieron en la miseria alcohólica y ahora son los padres de la conciencia práctica, dinámica y crítica de los niños de cuarenta y tantos. Dios mío».

Iria caminó hasta su casa. No quería participar, pero su madre había insistido tanto que se le hizo violento seguir golpeándola: su vieja se tomaba cada negativa como una bofetada -si en la clase media la niñez se daba la mano con la jubilación, indiscernibles ambas, en la miseria sí que se envejecía, y en sus garras los niños se hacían hombres sin salir del colegio. Esa hombría prematura era aún peor que la niñez inagotable-.

Llegó con retraso. Su mamá daba los últimos retoques a la mesa. Dos niños jugaban a sombras chinescas en una esquina de la estancia, ensimismados: eran sus hermanos, mellizos nacidos con tanto peligro como la edad avanzada de su madre. Un desagradable doble accidente.

Sorprendentemente, aquella mujer siempre lo conseguía. Iria se la imaginaba escondiendo monedas para que su marido no las echara en falta durante los últimos meses y así, sin que nadie supiera de dónde, apareciera siempre una cena de nochebuena sin necesidad de atracar un banco. Su madre la besó, agradecida, y mandó a sus dos hijos menores a que se lavaran las manos: «papá está a punto de llegar y este año todo saldrá bien». Una imagen de la Virgen que había rescatado de un almanaque años atrás y que tenía colgada con una chincheta sobre su mesilla de noche se le apareció en los últimos sueños y le calmó los miedos: se materializaba a los pies de la cama, con rayos que salían de su aro de santa y que deslumbraban a la pobre mujer, cuando su marido ya se había ido al trabajo o al bar, después de que ella se metiera otra vez entre las sábanas para calentarse los sabañones, y le decía lo bien que iba a marchar la cercana navidad. Se lo contó a su hija.

Se asomó a la ventana: la nieve caía sobre la hormigonera y otros aperos que su marido tenía desperdigados por el patio. La tormenta del mes pasado había dejado más nieve que otros años y el galpón donde guardaba sus herramientas de albañil se derrumbó con el peso. Aquellos aparatos le daban un aire aún más solitario al patio que se escapaba sobre la acera por los trozos de valla reventados. Desde el otro extremo, parpadeantes luces de colores iluminaban el silencio solitario por el que tendría que venir su hombre hasta el final de la calle sin salida. Se santiguó antes de separarse del cristal y volvió a repasar de cabeza los pírricos regalos que tenía guardados para cada miembro de su familia. Iria, en silencio, casi podía oír las palabras que su madre pensaba: simples, estúpidas, tercas de esperanza.

-Mamá, quizás se retrase. Quizás esté borracho y no venga hasta la madrugada.

-¿Por qué dices eso? Siempre has estado contra él, Iria, intenta ser amable esta noche, por favor, no te pido más, sólo esta noche.

-Como quieras, mamá.

Los niños se miraban entre sí, y la madre iba de la mesa a la ventana: cambiaba de lugar un salero, alisaba el mantel, volvía a la ventana. Cuando se empezó a enfriar la carne, la devolvió al horno. En el silencio de la casa sólo la respiración agitada de la madre y sus ruidos culinarios quebraban la noche. Hacía rato que las calles se habían quedado solas. A lo lejos se escuchaban canciones navideñas traídas por el viento, iban y venían, se apabagan y crecían. Cuando la carne comenzó a endurecerse la madre apagó el horno y la cubrió con un paño para que mantuviera la humedad. Los niños querían un bocadillo para cenar y meterse en la cama. Iria buscó por los armarios y encontró una botella de vino.

-Papá está a punto de venir, aguantad un poco. Lo pasaremos bien, veréis.

Más tarde, en el extremo de la calle se oyeron trompicones seguidos por unas cuantas maldiciones.

-Es papá -dijo la madre.

Pronto sonaron las gruesas botas que el padre sacudía contra el entablado del porche para quitarse la nieve. La puerta se abrió de par en par. El hombre llevaba una botella en una mano y una gran bolsa de plástico en la otra. La madre se asustó cuando descubrió la camisa de su marido cubierta con gruesos regueros de sangre. Le había chorreado la nariz y la barba se veía pegajosa y manchada de oscuro.

-¿Qué te ha pasado? ¿Estás mal?

El padre sonreía.

-Nada, mujer. Patiné en la calle. La nieve se ha helado y está res

baladiza, la cabrona. Me caí de morros.

-Pero, vas sangrando…

-Te digo que no es nada ¿vale? Venga, alegría, he traído cotillones para todos… Incluso para ésta -dijo, dirigiéndose a Iria-. ¡Vamos a celebrarlo!

-Vamos a cenar antes…

-¿Cenar? Ya he cenado. Vamos, Iria, ponte el capirote, y vosotros también, pasmados -apremió a sus hijos.

-Lávate, hombre -le dijo Iria-. Da asco mirarte con esa cara de sangre. Lávate y cámbiate.

-Pero ¿quién te has creído que eres para hablarme así? He trabajado duro desde los trece años, he trabajado para manteneros, para daros un futuro, para…

-No tenemos futuro -lo cortó la hija.

-Iria, no le hables así a tu padre.

-No, no me hables así.

El padre avanzó y aquellos dedos como morcillas apenas rozaron el rostro de Iria, que cayó a medio metro de la silla.

-No, por favor, Martín, he preparado una cena estupenda. Déjala. Es difícil esta chica. Lávate y vamos a cenar, por el amor de dios, como una familia cristiana.

-No soporto que esa puta se interponga en mi camino -amenazó a Iria por encima del la cabeza de su madre, que lo empujaba al lavabo.

La madre repartió raciones de carne dura en los platos. El hombre miró con fatiga su tenedor. Lo dejó sobre la mesa y le dio un trago a la botella. La mujer cortaba la carne rígida y la terminaba de partir a bocados, como un perro. Iria se había bebido todo el vino cuando su padre se percató. Puso cara de hurón atracado, pero se carcajeó sin venir a cuento:

-Hija, eres mi propio retrato. Al final vamos a terminar el año con alegría y todo, ya veréis.

Repartió los capirotes, las serpentinas, los antifaces, los confetis.

-Eso es para nochevieja, fin de año, no para hoy. Hoy es nochebuena.

El padre miró a Iria sin interés, hasta que las palabras fueron adquiriendo sentido en su cabeza. No era adecuada la sorpresa su sorpresa. Las bolsas de cotillones parecían animales muertos sobre la mesa, como si hubieran llovido peces del cielo, ingrávidos, antinaturales.

El padre gimió, enrojeció, agarró a botella que había traído, se puso el abrigo y se largó dando un portazo. El crucifijo clavado encima del marco de la puerta se desprendió. Su madre se asomó a la ventana, Iria también: el hombre cruzaba la valla del patio, cerró la cancela con furia, una manga se enganchó en una astilla, patinó y cayó contra la puerta. Después se escurrió sobre la acera hasta que la prenda se rasgó y su culo resbaló unos cuantos metros más, calle abajo.

Iria quería morirse. Quería volver con Ian y olvidarse de toda esa mierda. Su madre se arrodilló junto al crucifijo. Iria pasó a su lado y salió de la casa. Desde la cancela volvió la cabeza y vio a la mujer a contraluz, como una enana cabizbaja, recibiendo el aire frío de la calle. La imaginó llorándole al crucifijo como a un hijo muerto. Sabía que las sombras de dos niños se mantenían quietas detrás de su madre, cerca de la mesa. No quiso pensar en ellos. Lo hizo en Ian, en las sustancias milagrosas que conseguía mezclar, en su sexo. Aceleró el paso de vuelta a su cama. Deseó que pasara mucho tiempo antes de volver a encontrase con su madre.

(*) Diciembre del 2006, especial para "El punto y la coma"
El autor de este cuento reside en Murcia, España, es colaborador (corresponsal) de esta publicación, en España. Para contactarse con él ver su blog.

El pesebre

Juan Manuel Aragón

La tarde que nació Jesucristo hasta teníamos un coro de ángeles celestiales. Yo estaba ahí con otros, que también habían llevado sus ovejas, pero eran unos perros a los que habíamos pegado algodón para que parecieran ovejas. Martín no quería, porque decía que si ladraban la todos se iban a reír, pero al final salió todo bien, salvo por el Sultán, que cada vez que la gente aplaudía, se sentaba y daba la pata, cosa que no hace ninguna oveja. Al principio, cuando nos apareció el ángel para decirnos que en ese pesebre, había nacido el Mesías, nos hicimos los de no creerle. Mirá si el Mesías, el que nos iba a librar de la opresión de los romanos, va a nacer en un humilde portal de Belén, decíamos. Pero fuimos. Y ahí estaban la Virgen María, tan bonita y San José y el Niño, que era el Raulito de la Nati, envuelto en pañales. Era una escena tan bonita que los villancicos nos salieron naturales, como si no nos hubiéramos estado entrenando toda la semana. Viera de lindo que estaba ese pesebre. Para que la gente no se diera cuenta, doña Marta había dicho que al burro había que sacarlo disimuladamente porque cuando llegaran los Reyes Magos había que usarlo de caballo del Negro Baltasar. Tuvo que intervenir don Albertito, el dueño del burro para que al final lo sacara del cuadro principal.

Yo estaba en el suelo cuando llegaron los Reyes. Miraba para el lado del Niño, blanqueando los ojos, tan bonito que era el changuito, hijo de la Nati, como le dije, una vecina que no quiso hacer nada, pero suficiente con prestar al hijo para que el Pesebre fuera decente. Doña Agustina, que era una de las viejas beatitas que siempre van a misa, dijo que mejor sería poner un muñeco y hasta ofreció uno que tenía en la casa, pero al final se decidió que sería mejor con un niño de carne y hueso. La Nati prometió que lo entregaría dormido y le inventamos una cunita en un cajón de manzanas que las viejas de la parroquia forraron con una tela de raso, sobre unos almohadones pintaron como si fuera unos cabitos de escoba para que pareciera que al Niño lo tenían en pastito seco, pero nada que ver, si no, ¿sabe lo que iba a patalear esa criatura? De todas formas, al final el chico se despertó y como la Virgen María no sabía qué hacer, hubo que llamarla a la madre para que le diera la teta. La gente preguntaba por qué no la habían puesto directamente a la Nati y era porque el que hacía de San José era Antonito Aranda, hermano del dicho padre del changuito y con eso había pica entre las dos familias.

Al final llegaron los Reyes. Yo ya estaba medio aburrido, porque además hacía un calor de infierno. La noche anterior había llovido y los mosquitos no dejaban estar a nadie. Andábamos a los aplausos con los mosquitos. A mí qué me importaba, si total, un pastor viene a ser lo que ahora llaman un trabajador rural de condición humilde y además nadie se fijaba en mí, pero quedaba mal que San José tuviera la cabeza para todos lados, siguiendo el mosquito con la vista, y cada tanto, ¡chas!, sacudiera unito. Entre la Virgen María y la Nati le daban viento al Niño Dios mientras los Reyes, que se habían tomado el papel muy en serio, venían caminando despacito, como si fueran novios. Eso nomás les habíamos recomendado, que actuaran naturalmente, como los reyes modernos, digamos Juancarlos de España o el príncipe Carlos, pero ellos se creerían el Papa o qué y venían a paso de hormiga, che, no había derecho. Quieren robar cámara comentó alguno. Baltasar era el Negro Espíndola, para que sea más negro todavía, le habían pintado la cara con corcho y venía montando el burro. Melchor tenía la misma barba que habíamos usado para hacer la lana de las ovejas y Gaspar se había puesto una sábana dorada, que quién sabe dónde habría encontrado. Gaspar era Cachurero, el cura quería salvarlo y no hallaba manera de que dejara esa costumbre de hallar las cosas antes de que las pierda el dueño, para decirlo de una manera elegante. Los Reyes no le dejaron al Niño oro, incienso y mirra, como decían las viejas que le habían dejado al otro. Baltasar le traía un autito de plástico, Gaspar una bolsa de pañales descartables para la Nati, pobrecita, que estaba criando sola al Raulito y Melchor una camisetita de Boca. En esa parte hubo algunos silbidos de los gallinas, pero nada más, porque cada uno regala lo que siente de corazón, ¿no cree?

La parte de los Santos Inocentes y Herodes mandándolos a matar, no quisimos hacerla. Por varias razones, la primera es que no teníamos presupuesto como para comprar tanto puré de tomate y la segunda porque la vieja beatita no quería prestar su muñeco para que le tiremos tomate por el cuerpo. Ya le habíamos pedido la cuchilla a don Nica, el carnicero, porque esa parte también la queríamos hacer con todo realismo. Pero, como le cuento, no hubo caso y entonces la Virgen y San José se fueron para Egipto porque sí, como quien sale de viaje nomás. Para esa escena ya todos nos retirábamos. Los pastores, los ángeles, Jacinto, que había hecho de estrella con cola y todo, los Reyes Magos, todos nos teníamos que ir, así que estábamos en primera fila, mirando a la Virgen, San José, el Niño y la Nati que lo tenía en brazos. Ella hacía de niñera pero a nadie le pareció mal, si el Niño Dios también tiene derecho a tener niñera. Ellos agarraron sus cositas, una valija vieja, un cochecito, los regalos de los Reyes y se mandaron a mudar del Pesebre. Bueno, en realidad se metieron por la puerta de la sacristía. El público quedó un instante mudo de la emoción. Y ya se largaron todos a aplaudir. A mí, qué quiere que le diga, me corría una agüita por la cara, pero debe haber sido una basurita o algo, porque nunca me sabe pasar. Y al final saludamos todos, tomados de la mano, como habíamos visto que hacían en la tele cuando pasaban una obra de teatro. Todo había salido bien bonito. Viera.

Cuchumbo


Karen Julissa Zelaya(*)

Pasa, ¿qué te doy para tomar? sí, siéntate por ahí. Hice un rompope que cuando le di a probar a mi mamá, dice que le dio como calor y empezó a sentir que por cualquier cosa que le contabas se reía. Yo no sé si esta bueno o pecaminoso como dice doña Mercedes, aquí te traje uno, ¿vos me decís a qué te sabe.?

Te voy a contar como la hemos pasado aquí en San Pedro Sula, en este mes de diciembre, pues empezamos como el 9 y 10 de diciembre viajando a un pueblito pintoresco como muchos de por aquí, se llama Trinidad, en el departamento de Santa Bárbara ahí se realizan todos los años en esas fechas unas "quemas de chimeneas" ajá, no sabes, ¿verdad? Bueno son unas figuras gigantes hechas con cartón, alambre y papel básicamente, construidas y decoradas representando cualquier personaje que se les ocurra a los artistas, los mismos jóvenes y adultos de los barrios de la comunidad; entonces se van a la calle con estas figuras y representan ahí obras de teatro popular, haciendo así derroche de su talento y al final, por la noche, la quema de estas llamadas chimeneas. ¿Qué te digo? Los niños y adultos se divierten a la par, diferente a la ciudad, muy bonito, cultura popular.

Para el veinticuatro tiempo para estar en familia, intercambio de regalos, eso sí, jugamos al "amigo secreto o cuchumbo navideño" como le decimos aquí. Por darle regalo a cada miembro de la familia quedamos en calle, hacemos una lista de los integrantes, cada uno escribe tres cosas que le gustaría les regalaran, revisas quien te toca a vos y listo, vas a ver lo que podés comprar, los que salen siempre ganando son los más pequeñitos, a esos todo el mundo les regala, hasta la vecina les trae unos dulces.

Mirá, arregle el arbolito con los mismos adornos del año pasado, solo compre una cinta para terminar la guirnalda de la entrada, ah y un atomizador con olor a "flores del campo", así decía en la etiqueta, porque olor a pino natural, ni soñando.

Las lucecitas las enciendo a partir de las seis de la tarde, ya falta poco, y las apago a las once de la noche, porque sino la factura de la luz me viene como si a todo San Pedro Sula, le hubiese puesto, árbol con todo y Nacimiento, y hablando de Nacimiento ya viste que me robaron la figurita del niño Jesús, es que yo no sé si es igual allá que acá, pero una de las tradiciones de aquí es que si pones un Nacimiento en tu casa, tenés que estar cuidando que no te roben el niño Jesús cuando llegan a visitarte los amigos después del 24 , porque si te lo roban tenés que hacer una fiesta en tu casa el día de Reyes, que es cuando te devuelven el niño, y lo recibís ese seis de enero con una fiesta , imaginate: tamales, rosca de Reyes, atole, torrejas, rompope, ponche, música… para qué te cuento, eso sí, ahí terminan las fiestas y empieza la vida real, a desarmar el arbolito, y si te convencieron en las tiendas que no hay mejor descuento que el de Navidad, si en tus tarjetas de crédito te aumentaron el limite que por que sos un "excelente cliente" y si fuiste víctima no de la época sino del consumismo, ya te fuiste.

Pero en realidad es que esta temporada desde noche buena hasta el día de Reyes le pertenece por completo a los niños, dejalos que sean felices, dejalos que se diviertan, dejalos que se les olvide la escuela, que no te vean enojado, que no te vean preocupado, que no te vean triste, que no sepan que tenés horario para las luces, acaso tus papás no habrán hecho lo mismo, mientras ellos por fuera disfrutaban diciembre con vos, por dentro pensaban en enero y vos nunca te diste cuenta. Regalemos amor siempre, no se ve, pero como se siente.

(*) Corresponsal en San Pedro Sula, Honduras.

Renacer de la cultura

Durante cerca de cuarenta años las bibliotecas populares fueron olímpicamente ignoradas por los santiagueños. Retomaron su protagonismo después de la primera crisis económica grave desde la recuperación de la democracia, cuando en 1999, Raúl Alfonsín, abandonaba precipitadamente la Casa Rosada. Desde mediados de la década del 50, hasta principios de la década del 90, las bibliotecas estuvieron en manos de algunos viejos colaboradores de los fundadores: en muchos casos con más entusiasmo que profesión, sostuvieron las instituciones, les insuflaron vida, cuidaron el tesoro que tenían entre manos y evitaron que sus descascaradas paredes se cayeran sobre los pocos lectores que concurrían a ellas.

¿Qué pasó durante ese tiempo para que desaparecieran las bibliotecas? Según algunos, durante ese tiempo, pocos padres carecieron de dinero para comprar a sus hijos los libros que necesitaban para estudiar. El obrero más humilde tenía dinero como para mandar a su hijo a la escuela de la vuelta, comprarle el libro de lectura y el manual en la primaria, los textos que necesitaba en la secundaria y -si la suerte lo ayudaba-los tratados que eventualmente le pidieran en la universidad. Había casas en las que se compraban diez o doce revistas semanales, padres que compraban -un decir- "Mecánica popular", no porque se dedicaran a las actividades manuales, sino por las dudas alguno de los hijos quisiera estudiar ingeniería.

La industria editorial argentina era más poderosa incluso que la española.

Pero, claro, en ese tiempo, uno de los lugares más bajos en la escala social, era el de obrero no calificado de alguna industria. No se había difundido el fenómeno del cartonerismo como una profesión digna. Un pobre aspiraba a que sus hijos estudiaran y fueran algo en la vida, el cartonero quiere conseguir un caballo y un carrito, un pobre se ufanaba de que había trabajado como un animal durante toda su vida y que por lo tanto no aceptaría lismosnas, un cartonero exige los planes sociales como un derecho fundamental e inalienable.

La década del 90 dejó a los obreros del riel, a los petroleros, a los telefónicos y a muchos otros en la calle. Colapsó un sistema que se había ido alimentando quizás desde un tiempo antes de Perón. Desde entonces nadie está seguro en su trabajo, las condiciones del mercado cambian todos los días, el comercio es un tembladeral, pocas industrias se salvaron de la quiebra y hasta las relaciones familiares cambiaron.

Y para leer, para estudiar, hubo que regresar a las bibliotecas populares. No quedó otra. La institución en la que alguna vez estudiaron los pobres absolutos se llenaron de los nietos de aquel obrero de la clase media que luchaba para que sus hijos fueran mejor que él. En algunos casos, como se vio en Santiago, hubo que recurrir a patriadas para recuperarlas de manos de esos viejos bibliotecarios perdidos en el tiempo, que se aferraban a los pocos privilegios que les daba el ser dueños y señores de esos feudos de papel viejo, ratas y moho. Como también se conocieron casos de patriotismo puro y duro, en algunos que defendieron a capa y espada la biblioteca, porque a algún pícaro se le ocurría que el terreno podía servir para sede de algún club afín al gobierno.

Las bibliotecas populares volvieron porque también volvió la necesidad de que existan. En la mayoría, sus autoridades se esfuerzan por dinamizar sus actividades, por expandir los conocimientos que desde ellas deben irradiar, por ser factores de cultura en el barrio, por hacer de la lectura una actividad placentera entre los chicos. Con los nuevos aires que soplan en ellas, es posible que una nueva prosperidad no logre hacerlas casi desaparecer. Es de esperar que así sea.

San Francisco


Algún día, cuando esta ciudad sea sólo un recuerdo detrás de la arena de un rio desconocido, quizás la cúpula de San Francisco sea lo único que quede en pie para indicarle al viajero que aquí estaba la muy noble y leal ciudad de Santiago del Estero.

La gran fiesta


Marta Inés Aragón (*)

Si me hubieras preguntado hace tiempo, como pasábamos la Navidad en este país helado, me hubiera sido mas fácil contestarte, la familia estaba aun reunida antes deque los viajes y las parejas que formaron mis hijas, nos separen.

Entonces hacíamos la gran fiesta con otros tucumanos el 24. Recuerdo que arreglábamos la casa, poníamos en el salón un gran pino que compraban las chicas al frente del supermercado y lo traían arrastrando porque no entraba en el auto, venían con la nariz colorada y tiritando de frío. Llenaban el árbol con bolas de colores de esas que se prenden y apagan, guirnaldas doradas y una gran estrella en la punta. Quedaba lindo el salón con la chimenea prendida, las luces de colores y ese olor tenue a pino que perfumaba el ambiente.

La comida de la noche era pavo, a mí me salía muy rico porque al relleno le ponía muchas especies para que sea un poco picante, no me gusta el relleno clásico de manzanas, lo acompañábamos de ensalada rusa, de un rico postre y los amigos traían el pan francés y el vino. Los regalos lo amontonábamos bajo el árbol, para que los chicos los abrieran después de comer, porque con los hijos de los amigos teníamos en casa una montonera de niños que dejaban un reguero de papeles de colores y se iban a jugar al subsuelo, donde caían dormidos, les permitíamos brindar con dos dedos de vino, hacían mala cara cuando lo tomaban pero ninguno rechazaba.

Los chicos abajo, nosotros bailábamos, ahora que lo pienso me pregunto cómo podíamos bailar tanto, con esos tacos altísimos, porque eso sí, nos vestíamos de gala, con vestido largo las mujeres. Mirando atrás me parece que mi juventud ha estado llena de bailes y música latino americana, que no se oía en la Argentina.

Si teníamos suerte la navidad era blanca, eso quiere decir que nevaba, la nieve de diciembre cae pesada y despacio, se puede distinguir cada copito porque cae sin apuro.

La edad y las distancias han cambiado un poco las costumbres aunque seguimos festejando con árbol y regalos, ahora le damos quizás más importancia a la

comida, a la mesa a los adornos. Nos reunimos generalmente en casa de una amiga portea, que transforma su casa de tal manera que parece encantada, una casa de hadas. Pero este año no van a contar conmigo porque viene mi hija con los nietos y ya estoy preparando la chimenea para que puedan como hacia su madre y sus tías cuando eran chicas, derretir los march malloow (guimove en francés, malvavisco según el diccionario). Espero que por la tarde nos toquen la puerta y nos ofrezcan canciones de Navidad los coros que andan de casa en casa cantando.

Este año voy a tener niños alrededor del árbol abriendo regalos.

Con el cambio de clima este año la Navidad quizás sea verde, pero yo voy a ser muy feliz.

(*) Corresponsal de el Canadá.

Hacia la nueva ley nacional


Daniel Di Bártolo

En la Argentina se está gestando un nuevo modelo de país ubicado en las antípodas del paradigma neoliberal y centrado en los objetivos de crecimiento económico, inclusión social e integración sudamericana.

Si esto es verdad, la Argentina necesita una nueva ley de educación que exprese la voluntad colectiva de reconstruir una nación autónoma e integrada y, al colocar a la educación en el centro de la estrategia nacional, promueva un proyecto de país sustentado en una economía con alto valor agregado y, por lo tanto, con énfasis en el papel del conocimiento, la ciencia y la tecnología.

La iniciativa del Poder Ejecutivo Nacional de debatir los lineamientos de una nueva ley de educación nacional cuya primera etapa está llegando a su fin ha logrado uno de sus principales objetivos: ya no solo se denuncian los males de la educación sino que se proponen caminos para solucionarlos.

Algunos voces se alzan manifestando que no era necesario cambiar la ley, otras continúan listando dificultades sin aportar ninguna alternativa y las hay también que ya pronostican el fracaso de la nueva norma.

Nosotros creemos en una propuesta superadora: como estamos convencidos que el país cambia y que el rumbo general está en la línea del proyecto nacional y popular, sostenemos que es imprescindible lograr poner en línea ese proyecto con el modelo productivo y el proyecto de educación argentina.

Cuando esta articulación fue posible en la historia argentina, los resultados en la educación quedaron grabados para siempre.

Dos casos son demostrativos: el proyecto oligárquico y agro-exportador de la generación del 80 sostuvo un modelo educativo de expansión de la educación pública a través de la ley 1420. El proyecto justicialista de industrialización promovió un tipo de educación basado en la formación profesional, la educación técnica y la universidad obrera. En las antípodas ideológicas y con objetivos distintos buscaron ambos la prioridad para la educación.

En las últimas décadas, desde el "optimismo educativo" y la "nueva escuela" se planteó en la pedagogía argentina la necesidad del cambio. Más aún, las amplias deliberaciones del Congreso Pedagógico Nacional en sus diversas fases, demostraron que los actores educativos – docentes, alumnos y padres de familia – y la sociedad en su conjunto demandaban cambios sustanciales en la educación.

¿Cuáles fueron las razones por las cuales, el consenso mayoritario que logró dicho Congreso y la votación unánime que sustentó la aprobación de la ley federal de educación no lograron implementar un proceso de transformación educativa positivo?

El primer motivo es evidente y está a la vista: no se cumplió con lo que la misma ley había previsto en materia de inversión educativa con el 6% del PBI y, por lo tanto, se desfinanció la implementación de la ley.

En segundo lugar, hubo un claro proceso de marginación de los trabajadores de la educación. No solo no se los escuchó sino que se los excluyó responsabilizándolos de los males que acarreaba la educación y, además, se los condenó a percibir magros salarios, desfinanciando su modelo solidario de salud y el sistema previsional.

En tercer lugar y condicionados por los créditos de los organismos internacionales se estructuró un modelo curricular basado en la poli funcionalidad sin reparar en la formación de fundamentos ni en las necesidades formativas del desarrollo nacional.

Asimismo y basados en los requerimientos del "ajuste estructural del gasto público", toda la educación fue transferida a las jurisdicciones provinciales sin planificación ni presupuesto ni organización de la gestión.

Por último, y sin agotar las causas, en el fondo de la razones hay que observar la ausencia del proyecto nacional como marco de la política educativa. Más aún, el proyecto de transnacionalización de la economía supuso un sistema educativo disciplinador y excluyente

en lo social, colonial en lo cultural y dependiente en lo político.

Es fundamental que la nueva ley y, sobre todo, su implementación logren superar en forma definitiva el estado de postración de la educación argentina. Algunas señales son positivas: la sanción de las leyes de educación técnico – profesional y de financiamiento educativo muestran que la voluntad política se orienta hacia la ponderación de la educación en las políticas públicas.

Consideramos que para lograr ese objetivo será imprescindible poner en funcionamiento ámbitos de consenso para definir el proyecto nacional. No solo el modelo sino el proyecto, es decir, la idea asumida por el pueblo, la orientación transformada en voluntad general.

Lo más importante de la nueva ley de educación no será, como algunos sostienen, la organización del sistema educativo, la cantidad de días de clase ó las atribuciones federales. En nuestra opinión, lo más importante será definir ¿para qué educamos?, cuáles son los objetivos de la educación para que modelo de país.

De una vez por todas, la nueva ley de educación deberá transitar los caminos de la identidad cultural, la integración latinoamericana y la pedagogía de la libertad. Será prioritario que los empresarios y los trabajadores, los investigadores científicos y tecnológicos, el estado y los privados, los padres y los alumnos, los trabajadores de la educación, docentes y auxiliares, tengamos claro hacia donde vamos como nación, cual es nuestro rumbo como país y nuestro proyecto como sociedad.

Si esto sucede, la nueva ley de educación será un hecho histórico, un hito trascendente en la historia argentina, un antes y un después.

Estamos protagonizando una nueva oportunidad como nación, no desaprovechemos una nueva posibilidad – quizás la última – para la educación. De ello depende nuestra liberación como pueblo y nuestra felicidad como país.

La renuncia

Alberto Tasso dejó el Fondo Nacional de las Artes y lo comunicó a los amigos en un correo.

Estimado amigo de las Artes.

Quiero informarte que el pasado 7 de diciembre presenté mi renuncia a la Delegación del Fondo Nacional de las Artes, que ocupé en forma ad-honorem desde el 10 de Abril de 2003. Su texto figura al final de esta carta. Ocupé ese honroso cargo con gran satisfacción, Ahora, al darme cuenta de que ya no podía sino volver a hacer lo mismo, prefiero dedicar el 2007 a la literatura y la investigación. Nada es peor para el trabajo del arte que volverse previsible. Además, confieso que este año le adquirí cierta aversión al teléfono, y esto impedirá mi comunicación con el mundo, al menos de ese modo.

En estos 43 meses llevé adelante diversas tareas de información y de comunicación, procurando conocer los cambios que se están produciendo en el nuestro campo cultural. Informamos por este medio y otros las convocatorias anuales del FNA, y mediante gacetillas y encuentros estimulamos a los jóvenes artistas a presentarse en ellas.

Dos santiagueños ganaron becas de perfeccionamiento (Sonia Quenel, danza, 2006; Gustavo Tarchini, fotografía, 2004). La biblioteca Jorge Washington Ábalos y el proyecto Changuitos recibieron subsidios para actividades culturales. La academia de Eugenia Morán recibió un préstamo. Un tema del músico Ricardo Cianferoni fue seleccionado en el Álbum Guitarra Argentina.

Desde la Delegación participamos en dos Ferias del Libro (2004, 2006), llevamos a Jujuy una Muestra de Cien Libros de Santiago (2005), organizamos Diez días de Arte + Libros (2005) y la Muestra de Arte Joven (2006).

La delegación auspició la edición del libro Manual para Bibliotecas Pequeñas, de Luis María Álvarez, con textos de Gregorio Caro Figueroa, presentado en septiembre de 2006.

A través de nuestros textos, que forman parte del "Informe de Gestión. Puntos y comas en la agenda cultural", que puede consultarse en la Biblioteca Sarmiento, proseguimos el estudio de la cultura santiagueña ante los desafíos del presente.

Para estas y otras actividades que realizamos he contado con la ayuda de muchas instituciones y personas, entre las que se cuentan emprendedores culturales, bibliotecarios, artistas, escritores, filósofos y poetas. También funcionarios de cultura de la provincia: Rodolfo Legname; Juan Leguizamón; y de distintos municipios.

Entre los medios de difusión deseo agradecer a las radios FM Estudio Uno, FM Exclusiva, Radio Nacional, FM Homero Manzi, Canal 7 y Cablexpress, Nuevo Diario de Santiago del Estero y El Liberal por la difusión de la información de prensa. Y muy especialmente a la Biblioteca Sarmiento, que amparó nuestra sede.

Muchas personas colaboraron con la Delegación en forma voluntaria: Marta Graciela Terrera, Néstor Mendoza, Ricardo Sgoifo, Blanca Montenegro, Mirta Pastoriza, Víctor Torres, Romina Cortés, Marta Viviana García, Belén Salvatierra, Tatiana Bravo, Daniela Nediani, entre otras/os. Ellos representan al más importante eslabón de la cadena de la gestión cultural, y merecen mi agradecido reconocimiento.

Entre ellos, agradezco tu propia actividad, que ha complementado la nuestra. Te envío un cordial saludo, y mis mejores deseos para tu bienestar, en camino hacia una sociedad más justa, donde podamos vivir en plenitud la ciudadanía cultural que construimos con nuestro trabajo.

Transformación educativa


Hugo Funes (*)

Una vez más debemos reafirmar que el Estado debe aplicar políticas educativas coherentes y necesarias para el desarrollo de la educación. No obstante debe quedar en claro que existe una diferencia entre políticas educativas y ley provincial de educación, porque son dos cosas diferentes que si bien pueden ir relacionadas o estar muy unidas, son sin embargo dos elementos a considerar por separado.

La Federal de Educación (hoy sin vigencia) modificó en su momento a la Ley 1.420, renovando un proceso que estaba desgastado y cuyos objetivos habían sido cumplidos. Ese cambio sin embargo no se produjo por fallas en la ley en si misma, sino por fallas en la transformación educativa durante ese proceso. Obviamente las leyes son perfectibles, no obstante aquella norma hoy caduca tenía muchas cosas positivas, que por falta de una decisión política no se concretaron.

Como ejemplo destacó que la propuesta del inversión del seis por ciento del producto bruto de la actual Ley Nacional de Educación, que a todas luces es muy importante, ya estaba en la Ley Federal de Educación aunque nunca se cumplió. Sin embargo debemos reconocer que esta apoyatura económica hoy está acompañada por la llamada Ley de Financiamiento Educativo, norma que será fundamental cuando se plantee la inversión del sector.

Es en este contexto que aparece la Ley de Educación Provincial, norma a la que aspiramos desde hace mucho tiempo. En su momento todos los sindicatos trabajaron en un anteproyecto que fue presentado en la Cámara de Diputado de la provincia, en las postrimerías del gobierno de Carlos Juárez, que posteriormente no prospero.

Con la nueva Ley Nacional de Educación es imprescindible sancionar una norma para la provincia. En ese marco el calendario para el debate propuesto por el Poder Ejecutivo provincial, permitirá la participación de toda la sociedad en su elaboración. En su momento los más pesimistas argüían que no había que participar del debate por la Ley Nacional, "porque ya estaba todo hecho"; por el contrario sostengo que la única manera de agudizar las críticas es participando. Por eso voy a insistir una vez más, poniendo énfasis en la necesidad de participar de los debates. No obstante debemos reconocer que quizás los tiempos para este trabajo (calendario) son los más adecuados para esta tarea, pero es una misión muy importante la que tenemos por delante y no debemos escatimar ningún esfuerzo para estar presente durante estas discusiones.

Soy optimista porque entiendo que esta ley será discutida por los representantes del pueblo y por lo tanto entiendo que responderá a las inquietudes y necesidades de toda la gente. No obstante lo más importantes será cómo se va a desarrollar posteriormente la transformación educativa, es decir cómo se implementará esa ley.

En el Sindicato Argentino de Docentes Privados valoramos mucho la capacidad de nuestros afiliados para opinar, valoramos a nuestros delegados y a los docentes en general; sabemos que su capacidad para opinar desde la experiencia, carencia que exhiben quienes tienen a su cargo sancionar las leyes. Por eso remarcamos que sería muy importante escuchar la voz de la experiencia. Ante estas consideraciones debemos pedirle a la sociedad que haga un esfuerzo más, aportando su grano de arena en este proceso porque redundará en beneficio de todos.

Con un calendario de discusiones tan apretado creo que este año no debería salir de vacaciones nadie para trabajar en la ley provincial, porque indudablemente merece todo el esfuerzo que podamos hacer. Desde luego entiendo que habrá un tiempo para cada cosa, es decir para el merecido descanso de los docentes y para esforzarse en la tarea de debatir esta norma.

Más que el texto de la ley lo que más me preocupa es la transformación educativa. El texto es importante para que sostengan las políticas del sector, pero la política lleva a la práctica todo lo que se escribe en el papel.

Con los cambios actuales y los que vendrán habrá una participación relevante del ministro de Educación provincial, que tendrá que trabajar en el Consejo Federal de Educación; también será relevante la participación de los sindicatos que tendrá que discutir en paritarias todo el proceso de transformación, de allí que nuestra aspiración es que ese proceso también se de en Santiago del Estero; nobleza obliga debemos reconocer que hasta hoy tenemos esa posibilidad en la provincia, porque al menos nos escuchan (léase Mesa de Trabajo).

Nos complace que el proyecto provincial muestre un paralelo con la Ley Nacional de Educación, porque entendemos que la norma nacional terminará con la fragmentación del sistema.

Al analizar el borrado entregado por el Gobierno de la Provincia, en su punto nueve, encontramos que habla de la educación pública de gestión privada, y lo que hace es reconocer algo que nosotros venimos señalando desde hace mucho tiempo, que en la provincia hay muchas lugares en donde la única educación existe es la privada, que reemplaza una obligación del Estado. Es importante que reconozcan este importante papel de las escuelas privadas.

Nos quedará tras la sanción de la ley provincial, la discusión de la ley de educación privada, que tiene que estar en el marco de todas estas leyes de educación general. Es indudable que se abre un panorama muy positivo si todo esto se cumple y se hace.

(*) Secretario general del Sindicato Argentino de Docentes Privados.

Que sepas


Inés Negrete (*)

Ghaguá, me han contado que estabas mal hermano. ¿Qué te ha pasado? ¿Qué pasó?

Nunca pudimos hablar mirándonos a los ojos vos y yo, Chaguá, desde hace mil años, desde que éramos chicos, chiquititos, será por esa tontería que tus padres y mis padres contaron y volvieron a contar cada vez que estaríamos juntos, a veces delante de gente, en todas las fiestas, mirá que fueron muchas durante muchísimos años, esa leyenda familiar que se difundió y provocaba risas y guiños, que nos horrorizaba. Porque siempre nos molestó Chaguá, aunque lo neguemos, en particular en esos años de la adolescencia, tan frágiles. Eso ya no tiene ninguna importancia, por supuesto, sin embargo hasta el día de hoy nuestras miradas son tímidas, la conversación farragosa, vale, no exagero, tampoco incómoda, sabemos que nunca logramos la intimidad. Vos y yo hubiéramos podido ser amigos, y nunca nos animamos. Unas palabras pronunciadas por mí a los tres nos alejó insidiosamente. Toda una vida, Chaguá, cuántas veces habremos pasado tiempo en una cocina tu cuerpo alto agachado y concentrado sobre una mesa preparando las mejores empanadas del mundo, las que te enseño tu mamá y tu tía abuela y que conseguiste superar hasta volverlas arte. Cocinero. Te veo ahora, riéndote de lado, manos a la obra, haciendo bromas sobre mi papá, sobre todos los demás, cantando, ¡cómo te gusta cantar! o simplemente conversando. Hace poco me contó una amiga que cuando tenías dieciséis años eras el chico más hermoso del barrio, ¿sabías? Mis amigas venían a mi casa y se quedaban pasmadas cuando te veían llegar. Todas querían que te presente. Y yo me hacía la tonta. Si eras Chaguá. Qué locas. Miranos ahora, pelotudos grandes con varias vidas de por medio, cinco hijos en total, seguimos esquivando el cariño que hoy te digo, te lo digo mirándote a los ojos.

Eras hermoso, por dentro y por fuera, y lo sigues siendo, aunque te quemes y te maltrates, aunque dirijas una violencia desesperada hacia vos mismo, aunque hayas elegido la muerte, una muerte lenta, interrumpida, recurrente que te aleja de todo y de todos. Ya, me dirás que no te importa, qué estás más allá de la vida. No sé, te podría gritar que no es verdad, pero no soy cura, ni médico, soy una chica que ha compartido tu cuna. De la vida ¿qué voy a saber yo? Uno tropieza todo el tiempo, pero ¿no te parece posible que se haya inventado caerse para poder volverse a levantar?, los desgraciados son los que no se caen. Abrir los ojos fue siempre mi antídoto contra la desesperación y la vida humana: su opuesto, sencillamente, humildemente. Chaguá, me han contado que estabas mal, y ahora quisiera que me lo digas vos a mí mirándome a los ojos. Mirame bien de frente, te escucho.


(*) Corresponsal en Francia.

25 de junio de 2008

Número 2

Trabajo, pasión y método


El de la derecha es Ricardo Dino Taralli.

Alfonso Nassif (*)

Entre las múltiples actividades del profesor Taralli, estaba su defensa irrestricta de la cultura santiagueña. En esta nota, ese aspecto de su vida y de su lucha.



En Santiago del Estero, desde la publicación del primer libro en 1882, todavía, en estos 125 años, no se ha sistematizado la literatura santiagueña.

Si un investigador nos preguntara cuántos libros se han escrito en la provincia, no tendríamos como contestarle. Realmente, éste ha sido un tema de debate, en las reuniones de la Sociedad Argentina de Escritores y de la asociación literaria María Adela Agudo y no ha sido posible encontrar una solución, sin una beca y un verdadero equipo de trabajo. Era cuestión de entrar a los archivos, leer durante meses todos los diarios que se publicaban en la época; entrevistas con familiares de escritores en otras provincias. Por otra parte tomar cientos de notas que podían quedar en una simple estadística sin la garantía de publicar los estudios.

Hasta el año 1948 existe una nómina de todos los libros publicados hasta la fecha, obra realizada por Luis Ledesma Medina y a partir de ese año, hasta 1.980, no ha quedado registro de ediciones de libros, revistas, plaquetas desplegables, opúsculos de escritores santiagueños residentes en nuestra provincia o fuera de ella.

Importaban mucho los problemas, pertenecen a la enfermedad de la cultura. Entonces se necesita del diagnóstico y el virus venia desde arriba, sin presupuestos para la cultura, esta entra en estado de inanición y un cuerpo enfermo debilita todo el organismo.

Entonces se recurre al salvamento, aunque la cultura no muere nunca porque es el espíritu vivo de los pueblos, el rostro de su identidad, su carta de presentación ante los demás pueblos. La cultura no muere, porque los artistas siguen creando, quizá con un sinfín de necesidades.

Cuando Ricardo Taralli, como director de Cultura de la Municipalidad de la Capital , publica el primer número de Cuadernos de cultura de Santiago del Estero, tenia bien en claro la dirección que le daría a esta publicación y el verdadero significado de la empresa iniciada. En el prólogo de su primer número anuncia: "El afianzamiento cultural de un país depende directamente de la difusión continua en las diversas manifestaciones artísticas. Cuando la historia acoge en su seno -como legado insoslayable - lo permanente, brindado por una civilización, esa seguridad vital, esa trascendencia, está dada por el arte. Cuando más sostenida es una visión creativa, mayor cúmulo de grandeza espiritual y testimonio fehacientes aquilatarán la pervivencia de esa comunidad que se estudia en su transcurso temporal, en su aseveración concreta, analítica, en la esperanza presente y en su anhelo de perfección futura"

Un verdadero preámbulo cultural

El análisis científico, la exposición filosófica de un credo y la profunda observación de una realidad, hacen de las palabras de Taralli, un verdadero preámbulo, una guía precisa para los programas culturales de cualquier pueblo.

El primer Cuaderno de cultura

Independiente de los importantes trabajos insertos, figuran destacados autores santiagueños: Clementina Rosa Quenel, Horacio Germinal Rava, Domingo Antonio Bravo, Luis Manzione y María Adela Agudo en un total de 21 escritores publicados en este histórico primer cuaderno. Como contrapartida a la calidad de los autores y las notas sobre diversos temas; ciencias, ensayos literarios, investigaciones folklóricas, cuentos, poesías, figuran solamente dos fotografías en las 72 páginas del cuaderno, en una

pobre edición.

La dedicación de Taralli y el amor con que realizaba la obra, contrastaba con la burocracia, anacrónica por cierto y la incomprensión del verdadero valor del documento histórico en ejecución. El cuaderno está impreso en el peor papel, con tapa de cartulina pobre, lleva fecha de mayo de 1970. No figura el colofón con las indicaciones del tiraje de la edición, imprenta editora ni fecha de finalización del impreso. No obstante, la diagramación y la tipografía, permiten una agradable lectura. Por el cuaderno número 2, recién nos enteramos en donde han sido impresos los primeros Cuadernos, en la contratapa de este número dice "Imprenta y Boletín Oficial " Santiago del Estero, esto explica la falta de material gráfico en las ediciones, los primeros cuadernos están hechos con la vieja tipografía, letra por letra y las fotografías eran volcadas a tacos de aluminio que tenían su costo "adicional" ridículo y además la impresión era gratuita , en el Boletín Oficial, que según creo , aun estaba en la Cárcel de Varones.


Amor y talento contra las piedras

Desde 1970 a la fecha en que se dejan de publicar los Cuadernos, aproximadamente 1995, se publicaron solo 30 números.

Este cuaderno número 30 está fechado -qué ironía- también en mayo pero de 1994.

Después hubo algunos intentos pero el gran proyecto cultural ya esta muerto.

Taralli era un gladiador. Su lucha denodada solamente consiguió publicar solo treinta Cuadernos de cultura en veinticinco años.

Prácticamente una publicación por año.

Actualmente una publicación cuesta alrededor de 4.000 pesos, estimo que para la época de los cuadernos costaría mucho menos; entonces, no tiene expiación posible el hecho de que no se ha publicado un cuaderno por mes, es decir, 300 ediciones.

Serían 300 cuadernos que hubieran llevado la biografía y las publicaciones de cada autor, entonces no tendríamos que lamentar el vació que existe en la literatura de Santiago del Estero.

Esto hubiera sido un monumento cultural y un ejemplo para todo el país.

Ricardo Dino Taralli ha sido un luchador incansable.

Como director de Cultura de la Municipalidad de la Capital, ha dejado un legado que debe ser escuchado. Por cierto, estos son nuevos tiempos y soplan vientos favorables, pero la lección debe ser tenida en cuenta: sin publicaciones y sin libros estamos en la prehistoria. Ex profeso no he querido nombrar a los funcionarios de aquella época, el tiempo también los borrará si no han sabido gobernar, pero queda el nombre de un talentoso hombre que ha tenido que gladiar aun en tiempos en que nuestra civilización ha llegado a los más grandes adelantos que pueda concretar el genio humano. El ejemplo está como una profecía: "En la esperanza presente y en su anhelo de perfección futura".(*) 30 de noviembre del 2006

Ananova


Julio Carreras (h)


Jaír creyó primero que él mismo había escrito esa frase:

"No hay garantías de que todo no esté ocurriendo, realmente, en tu interior".

Pero cayó en la cuenta que desde hacía más de media hora estaba frente a la pantalla, con los brazos cruzados, viendo pasar los mensajes del chat.

Banalidades. Luego de los primeros entusiasmos, quien accede a internet comprueba su semejanza con el mundo material: en cualquier parte del mundo, Asia o Europa, Burundi o Canadá, prevalece la estupidez. "¿Cómo te llamas?" "¿Adónde vives?" "¿De qué color son tus ojos?", preguntas pitecantrópicas que uno puede escuchar en cualquier pub para adolescentes, se reproducen una y otra vez en los chats. Con la única... ¿ventaja?... de poder mentir con más facilidad. "Tengo ojos azules" puede mentir una adolescente guatemalteca y adjuntar, para probarlo, la foto de alguna modelito yanqui desconocida. "Soy licenciado en Leyes", afirma quien jamás pudo superar el tercer año de la secundaria. Pero no más allá. Pues hasta esas frivolidades deben ser luego sostenidas con cierta inteligencia. Y en la red, si algo escasea es precisamente la inteligencia. Por eso Jaír se sorprendió al ver de repente esa frase, al menos pretenciosa. Se sorprendió más al ver que ahora se dirigían directamente a él:

-¿Y?... ¡Milagreiro! ¡Te escribo a ti! ¿Estás dormido, o qué?

-"Milagreiro" era el nick bajo el que se ocultaba. "Garota-blú" la que le escribía. ¿Es realmente una mujer?, dudó Jaír. Sería muy desagradable toparse nuevamente con algún trolo, como le había ocurrido poco tiempo atrás, en cierto chat "intelectual".

-Estoy aquí -contestó, cautelosamente-. ¿Tomaste esa frase de algún libro?

-Tal vez. Tampoco estoy segura de no ser yo misma un libro, escrito por alguien superior contestó en el acto "Garota-blú". Lo dejó asombrado. Decidió arriesgarse una vez más, aún bajo el temor de obtener sólo el pasaje hacia otra frustración.

"Garota-blú" resultó ser (¿en realidad?) Ananova Rifkin. Hija de padre australiano y madre rusa, vivía en Inglaterra. Allí trabajaba como periodista, para una cadena de televisión. "Tuve la mala suerte de nacer bonita", le había dicho en su segundo encuentro, cuando intercambiaron fotos. "Por ello tratan de usarme bajo ese aspecto, quitándome tiempo para la investigación o trabajos más serios".

Jaír disentía con este criterio. Era hermosa (si de verdad le había mandado su foto). El trabajar gran parte de su jornada en los noticieros, dando la cara al público, no dejaba de ser algo de considerable nivel. Pero secretamente pensaba que su opinión era interesada, pues si no fuese bonita difícilmente él estaría ahora chateando con ella todos los días -a veces hasta 3 chateadas por día-. ¿En qué irá a terminar esto? -se preguntó, y en el acto dibujó en su mente las palabras de censura: "al final somos todos pequeño-burgueses, mezquinos, frívolos... queremos asegurar el porvenir, extraer a los sucesos el máximo placer, garantizar los beneficios..."


Ananova era realmente conductora de noticias, en la British Highlander TV, habitaba realmente en un pequeño barrio exclusivo de Londres. Y era muy hermosa. Jaír -quien era realmente un Físico Nuclear de la Universidad de Sâo Paulo- viajó para conocerla, dos meses después de su primer encuentro. Ananova se acercó a él exactamente a las dos de la tarde de aquél sábado 14 de junio de 1997; Jaír sintió algo como cuando el ascensor se lanza repentinamente hacia abajo. Era un día milagrosamente primaveral en Londres; pasaron las horas caminando por los suburbios, hasta el crepúsculo.

En su casita -rodeada de jardines- pudo comprobar que su cabello negrísimo era infinitamente más suave de lo que sugería la webcam, y sus ojos verdes no podían compararse en su belleza con nada conocido. Sabedora de esto, ella no los cerraba para hacer el amor.


En algún momento tiene que llegar lo desagradable -pensaba Jaír al vivir una situación placentera, cada vez. Durante la noche transcurrida en vela -él debía estar en la Universidad el lunes por la mañana, ella empezaba a trabajar esa misma tarde- Ananova descargó su problema. No era pequeño. Accidentalmente había descubierto un complot para precipitar al mundo hacia una nueva guerra. Según los miembros de una poderosa Logia inglesa -con ramificaciones en todos los continentes-, este plan se desarrollaría en tres etapas: primera, imponer gobernantes adictos en las mayores potencias, especialmente en la presidencia de los Estados Unidos. Segunda, urdir un gran atentado, un ataque extraordinario contra Occidente, para justificar la ofensiva. Tercera: lanzarse, con el mayor arsenal conocido en la historia, contra los enemigos de la civilización anglosajona. El resultado debía ser asegurarse el control absoluto de las mayores reservas energéticas y los territorios estratégicos de vital feracidad, para siempre. El riesgo de este plan era que una reacción imprevisible de Corea, China -"o incluso Rusia, de quien aún no debemos fiarnos", habían dicho los conjurados- podría hacer saltar en millones de pedacitos al planeta entero. "Ninguna epopeya se cumplió sin graves riesgos", sostuvo entonces cierto anciano muy flaco, que hasta el momento permaneciera callado. Sólo agregó que se debía tomar como claro ejemplo de ello a los Templarios. Ananova había captado esta reunión por un error de sintonía al manejar su moviola, mientras procesaba las noticias del primer informativo. Asustada, corrió a preguntar al Editor Senior qué debían hacer con ello. Este pareció sorprenderse mucho al principio, pero terminó aconsejándole que se tomara un par de días para relajarse: quizá el stress la estaba haciendo ver alucinaciones. O, en caso contrario, podía tratarse de alguna serie que el canal probaba, en vez de la videoconferencia que ella creía haber captado con su sintonizador de red. Pero a partir de allí, pese a que nadie había vuelto a referirse al asunto, habían aparecido aquellos hombres y mujeres extraños que ahora la seguían por todas partes.

Jaír regresó a Brazil con agudo sentimiento de culpa. Por tranquilizar a Ananova, había terminado poniéndose al lado de quienes ella ahora odiaba. La desgastante discusión había terminado cuando ella, junto a la escalerilla del avión, le había dicho que no estaba segura de si deseaba otro encuentro. Iba a tomarse un tiempo para pensarlo. Pese a la saudade Jaír aceptaba las cosas con cierto fatalismo:

-Yo he sido programado para ser un científico, no un revolucionario... -se justificó. En el acto sintió que algún lugar de su conciencia se llenaba de indignación. -¿Cómo puedo pensar así? -se recriminó-. ¿Quién podría haberme "programado" a mí? ¡Soy un ser humano, libre! ¡Puedo hacer lo que a mí me parezca mejor!

Dos días después, luego de innumerables cuitas, que no le dejaban trabajar en sus investigaciones, tomó una arriesgada decisión. Escribió con el mayor detalle lo que Ananova le había confiado, y lo distribuyó, metódicamente, por e-mail, en cuatro idiomas, a los miles de contactos en todo el mundo que guardaba en sus bases de datos la Universidad. Cuando terminó la tarea, sintió un reconfortante alivio. Quiso conectarse con Ananova por el Messenger, pero ella no contestó: debía estar en la calle, sin su laptop. Vio el resplandor del amanecer filtrando por los ventiletes de la oficina, y apagó el ordenador. Fue lo último que hizo, antes de caer en la oscuridad, de la cual en apariencia ya nunca más volvió.

El doctor Flavio Mendonza, nanotecnólogo de la Universidad de Sâo Paulo, se comunicó por teléfono con Jaron Lanier. Era temprano aún en Sudamérica; hora de un frugal almuerzo, en Londres.

-Te dije que no debíamos dotarlos de sentimientos, ni de la capacidad de autotransportarse -masculló Mendonza, reprimiendo con gran esfuerzo su cólera. Luego de un expresivo silencio, Lanier le contestó en mal portugués:

-Bueno, Flavio... tienes razón. Pero no dejó de ser una experiencia interesante... ¿en qué se hubiesen diferenciado de nuestras computadoras, si no le hubiésemos inducido los sentimientos?

-¡¿Interesante?! ¡Tuve que eliminarlo! ¡Borrarlo de todos los sistemas! Decenas de años, el esfuerzo más grande efectuado jamás por mis neuronas, el resultado de casi toda una vida de investigación... ¡borrado con un solo click! ¡Y todo por tu Ananova!

-No estés tan apocalíptico, Flavio... haremos otros... Después de todo, la cosa no fue tan grave...

-¿Que no fue tan grave? Ahora todo el mundo sabe lo que sucederá. ¡El tuvo tiempo de avisar a miles de personas por e-mail!

-¡Por ventura, Flavio Mendonza! -protestó Lanier, desde Londres-. ¿Acaso crees que alguien va a tomar en serio esa fabulación, cuando difundamos que fue creada por dos prototipos virtuales de inteligencia artificial?

La sandía y la cultura

A mediados de noviembre, la sandía era un bien inapreciable en el mercado de abasto de Santiago. Inapreciable, simplemente porque no tenía precio. Hay que ser audaz para sembrarla cuando aún faltan unas cuantas heladas, el sol no alcanza a calentar debidamente la tierra y se tomarán su tiempo para llegar las lluvias. A la primera que llega al mercado, le dicen primicia y es la más cara. Después vendrán las demás, pero ya entonces será verano.

Para sacar adelante esta revista hubo que sortear varios obstáculos, el primero es el prejuicio que indica que si tiene el título "Cultura", no agrada a los lectores. Si además se le agrega "Educación" entonces el círculo se reduce aún más y queda circunscrito solamente a los maestros. Había que enfrentar el desafío. Primero, porque es conocido que algunos prejuicios valen para determinados tiempos y no para otros. También porque sabemos que había material para emprender esta publicación, pues en Santiago hay talentos como para encarar una revista de este tipo. Finalmente porque estamos convencidos de que la educación y la cultura exceden los claustros docentes e interesan a vastos sectores de la sociedad de la provincia.

En este número ofrecemos la oportunidad de revisar nuevamente lo que se escribe y lo que se piensa en Santiago, el mundo visto ahora desde aquí, la aldea como un lugar de trascendencia universal. Que esta revista sea la primera de su tipo en la provincia nos enorgullece y a la vez nos llena de responsabilidad, pues al cargar con la mochila de ser primicia tendremos muchos ojos puestos en nosotros. Se sabe, muchas veces las primeras sandías no son las más sabrosas en sí mismas sino por la novedad.

Coda: las cartas que van llegando a nuestro correo electrónico, dan una idea del interés que el periódico despierta en los lectores y nos alientan a continuar. Agradecemos las críticas más que los elogios, ya que señalan una lectura atenta. Muchas gracias también por las colaboraciones, que iremos publicando a medida que el espacio lo permita.


Otro sí

Que cuando la revista estaba en proceso de selección de artículos, caímos en la cuenta de que una de sus premisas es evitar el "copypasteo" tan frecuente en otras publicaciones. Que ese hecho nos hace más vulnerable a las críticas, ya que el sabor local a veces no es bienvenido por quienes se jactan de ser conocedores. Que trataremos de ir mejorando a medida que podamos. Que hemos dejado el alma en los dos primeros números que se van editando.

Descubrimiento



Absalón Alomo
A la vuelta de cualquier esquina, Santiago sorprende. Puede ser la saliente de un techo que nunca habíamos visto, un visillo entrevisto en una ventana, con una mujer que nos observa desde el misterio o un balcón de los que hay miles en el centro de esta ciudad de cuatrocientos cincuenta y pico de años.

Hay quienes aman pasear sin rumbo por las calles desoladas de Santiago.

Para conocer una ciudad, primero hay que descubrir a los demás en el paisaje y a través de ellos, llegar hasta uno mismo, como quería Platón. El resto es mirar y ver y observar.

Salsa de calamar



Ginés Alcántara Martínez (*)

Llovía al otro lado del cristal. Gotas finas barnizaban el asfalto, y la iluminación nocturna dibujaba una ciudad inversa en el pavimento. Sobre el ventanal, un partido de fútbol atronaba jugadas del Betis, en un televisor. ‘Cuando tengo hambre, como’, me dijo ella en una ocasión, un día, quizás el anterior. Ahora, sin prestar atención al entorno, devoraba calamares a la plancha, y trozos de lechuga. Comía voraz, pero no dejaba de pensar, y las ideas se le escapaban entre pedazos de calamar triturado. Este pequeño desacuerdo de inquietudes y deseos desviaba el curso habitual de la salsa, y yo lo veía brillar debajo de sus labios: aceite, sal, perejil, sabor a mar pasado por la cocina. Cuando agarré su cabeza entre las manos terminó de tragar lo que andaba masticando y me observó, súbitamente callada. Aparcó su historia. Sabía. Lo supo. Me miró con algunos reflejos en los ojos, y otros deshaciéndose alrededor de su boca. Mis labios resbalaron en su aceite, mi lengua buscó los restos con los que me convidaba. Me emborraché de zumo de oliva, marisco y mujer, y de la alegría espontánea de sus ojos, tan natural como si se hubiera ofrecido mil veces con churretes de calamar resbalando por su barbilla. Luego me sostuvo la mirada, diez o quince segundos, sonriéndome con el alma... y en seguida se lanzó sobre el pescado blanco para sacarse el hambre del cuerpo, retomando con fluidez la historia que me contaba. De Estambul o París me hablaba, creo. Pedí más cerveza, y otra de calamares.


Especial para "El punto y la coma", desde Murcia España.

Una cultura sin memoria

Maria Mercedes Tenti abordó algunos de los principales inconvenientes que deben sortear los historiadores santiagueños a la hora de investigar sobre el pasado provincial, en una entrevista sin concesiones.



"Creo que en Santiago del Estero hay una cultura que no preserva la memoria; es como si en esta provincia no se quisiera conservar el pasado, es como si se quisiera borrar la memoria", dijo la magíster en historia María Mercedes Tenti. Habló sobre las consecuencias del maltrato al que fue sometido el archivo de la provincia, cuestionó el atraso de la historiografía local y aseguró que es absolutamente posible escribir la historia del Siglo XX de Santiago del Estero, y que falta bastante por hacer en ese sentido.

Sus definiciones sobre el archivo seguramente abrirán polémica y quizás algunas discusiones que podrían servir para poner algo de luz en ese intricado depósito de papeles y documentos sometidos a la humedad, las ratas y los robos. "El estado actual del archivo respondería tanto al desinterés, el desconocimiento y la desaprensión por su valor", afirmó.

Dijo que los avatares azarosos del archivo, abrirían la puerta para pensar que se quiere inventar una memoria y hasta una tradición; "el conocimiento del pasado sirve para comprender el presente y proyectar un futuro mejor; lamentablemente vivimos en una invención del pasado permanentemente, que nos deja fuera de la realidad muchas veces".

"Sí se trabajo en la historia del Siglo XX de Santiago del Estero. Yo misma publiqué los 100 años de historia (en El Liberal) que llegan hasta 1998. También toca el Siglo XX Alen Lascano, y se suman otros trabajos parciales y particulares como los de Norma Salas y Alberto Tasso, quien abordó algunos aspectos desde la sociología. Indudablemente falta bastante por escribir sobre este período", destacó la profesora Tenti. Además dijo que hay trabajos de Daniel Guzmán, Beatriz Ocampo, Ana Teresa Martínez y Alejandro Auat, "aunque muchos de ellos no son historiadores el abordaje interdisciplinario enriquece la perspectiva del análisis de la historia".

Sobre la base de corrientes historiográficas que sostienen que se puede hacer la historia del presente, aseguró que es factible analizar los hechos de la actualidad, "de manera tal que las últimas décadas del siglo XX son perfectamente abordables". La historiadora es autora de un libro sobre la reforma del estado santiagueño que toca la década del 90.

Destacó que esta historia del presente permite utilizar otro tipo de fuentes, más allá de que las tradicionales se usaban desde una perspectiva positivista como los escritos y documentos oficiales. "Ahora se apela a otro tipo de documentos que tiene que ver con lo icónico, lo audiovisual e Internet, y la transmisión oral de las vivencias de los protagonistas", apuntó.

Remarcó que el historiador busca una aproximación con la mayor honestidad posible a la verdad. Aclaró que no hablaba de "la verdad" en términos absolutos, por considerar que el historiador está atravesado por su propia subjetividad; "en definitiva construimos el objeto de estudio, de manera tal que no podemos tomar como que ofrecemos la verdad absoluta".

El hecho de que algunos protagonistas de los sucesos más destacados del siglo pasado estén aún vivos, "no debería dificultar el trabajo de los historiadores, pero hemos vivido en una sociedad con un fuerte sesgo autoritario aún en gobiernos democráticos y esa es una influencia que se siente en la sociedad, que está atravesada por esa herencia".

En ese sentido dijo que habría aspectos sobre los cuales la gente no se atreve a hablar; "cuando se plantean algunas entrevistas hay gente que sistemáticamente se niega a conversar porque son cuestiones muy próximas y no quieren dar su opinión".

Para María Mercedes Tenti, durante el Siglo XX se precipitaron muchos hechos y al mismo tiempo hubo presencias reiterativas en lo político y social; "se observara una línea directriz donde se pueden apreciar muchas continuidades y algunas rupturas; aunque las continuidades parecen ser más fuertes que las rupturas".

Ante ello consideró necesario romper esa matriz cultural que aún estaría vigente. Destacó ciertas formas de hacer política, la relación de la economía con la política fuertemente ligada al Estado y las manifestaciones culturales ligadas al Estado. En ese marco observó cierto papel de las universidades que no habrían tomado protagonismo -como tales- en el acervo cultural.

Más allá de coincidir o no con el concepto de posmodernidad, remarcó que en Santiago subsisten pervivencias premodernas y modernas al mismo tiempo.

Tras haber trabajado sobre las últimas décadas del Siglo XX, María Mercedes Tenti ahora dedica su labor a las primeras. De ese estudio destacó el surgimiento del catolicismo como actor político en la provincia, ocupando las calles, los intelectuales y de artistas y lugares destacados en la política y la cultura.

En su opinión hay una deuda pendiente en materia de investigación histórica en Santiago del Estero, que es el surgimiento del peronismo. "Hay estudios realizados por políticos peronistas, además de los Normas Salas. Pero falta profundizar más", aseguró.

Destacó que una etapa que carecería absolutamente de estudios en Santiago es la de la dictadura de los años 70 y los gobiernos de facto. "Con el auge de los derechos humanos salió más a la luz el tema de las desapariciones, pero falta profundizar", dijo. Una fuente válida en ese caso sería el testimonio de quienes vivieron esos momentos.

Entre los personajes del Siglo XX consideró que no se puede soslayar la labor de Antenor Álvarez y Carlos Juárez en lo político; en lo cultural Bernardo Canal Feijoo, Orestes Di Lullo, los hermanos Eduardo y Duncan Wagner; en lo religioso a monseñor Audino Rodríguez y Olmos (en 1930 fue quien puso al laicado militante en las calles con la Acción Católica) y monseñor Gerardo Sueldo. "Lamentablemente a partir de 1950 Santiago adolece de una falta de figuras destacadas con proyección nacional; en ese período nos quedamos dentro de la pequeña aldea.

Es indudable que la provincia está rezagada en ese sentido. Ahora hay aires de cambio, sólo resta saber hasta que punto esos cambios son estructurales", puntualizó.

Sobre el concepto de caudillo que algunos políticos ostentan en la provincia, la historiadora dijo que para usar una categoría correcta que se ajuste al sentido que tienen las prácticas clientelares contemporáneas, se debería hablar de una relación de patronazgo, más que de caudillos al estilo de los hombres fuertes del Siglo XIX. "Hay una relación enntre patrón y cliente, propia de un régimen clientelar; no obstante algunos dirigentes usan atributos de ese caudillismo para ofrendarse méritos políticos", puntualizó.

Tras asegurar que la historiografía santiagueña está bastante rezagada con relación a otras provincias y al ámbito nacional, consideró que una de las grandes fallas en ese sentido la aportan las universidades. "En la Universidad Nacional hay una carrera de historia pero es a distancia, no hay egresados permanentemente de esta ciencia, los equipos exclusivos de investigación son pocos, además el aliento oficial es muy restringido", apuntó.

Para ejemplificar mejor esa situación recordó que al momento de realizar una reseña bibliográfica de libros historiográficos para el comité argentino de ciencias históricas, "y cuando me senté a escribir los comentarios de los libros publicados a partir de 2000, encontré que estos se podían contar con los dedos de una mano". Reconoció que hay trabajos publicados en revistas o separatas, pero no en libros. De igual manera dijo que no existe un aliento para la publicación de libros de los historiadores locales.

En ese sentido sostuvo que se debería apoyar no sólo la investigación en materia histórica, sino también la edición de libros.

"Lamentablemente no se conformó en Santiago un colectivo (instituciones, centros de investigación), aunque la gran falla radica en la inexistencia de una carrera de historia en la universidad", señaló.

Por otra parte ponderó el hecho de que la mayoría de los profesionales que se dedican a la investigación, salieron del profesorado provincial de esa carrera (que después tienen que completar la licenciatura fuera de Santiago), "aunque también este instituto es insuficiente; antes se recibían de profesores superiores y ahora sólo de profesores de enseñanza básica 3 y polimodal; obviamente es otra la preparación".

"El trabajo del historiador es solitario y desgastante; además insume muchos años, dado que los archivos no están inventariados ni catalogados; no hay archivos, la ciudad más antigua del país no cuenta con un archivo histórico", destacó.

Para graficar esa visión pidió que en la próxima feria del libro que se realice, habría que estar atentos a qué cantidad de libros de producción santiagueña, editados en los últimos cinco años, se pueden encontrar. En lo personal recordó que recientemente concluyó un nuevo libro sobre la historia de la iglesia santiagueña, que hasta el presente no pudo ser editado; "probablemente lo edite la Universidad Católica, pero estas institución no tiene los canales de distribución necesarios y entonces los libros santiagueños mueren dentro de la provincia".

En rápido recuento histórico destacó que el archivo de la provincia fue creado a principios del Siglo XX, "por lo tanto las leyes que rigen su funcionamiento son de 1910 y 1911 y no fueron modificadas en casi cien años de existencia".

En ese marco dijo que fue muy importante fue la tarea que realizó Andrés Figueroa cuando lo organizó. Hasta 1976 se enviaba regularmente la documentación al archivo, pero desde entonces no sólo se dejó de enviar, sino que además sufrió el incendio y su destrucción tras el estallido social de 1993. No obstante reconoció que mucho antes de estos sucesos, la acción de los roedores, la humedad y manos desaprensivas dieron cuenta de no poca documentación.

Desde que fue trasladado a su última ubicación (durante la gobernación de Carlos Juárez) en el edificio del batallón de ingenieros de combate, una vez más la tarea de ordenamiento fue suspendida. "Hace un año que no hay acceso al archivo oficial, porque se estaría por trasladar al Museo Histórico, aunque debería antes dictarse una ley, dado que esto no se puede hacer al capricho de un funcionario", señaló.

Para la profesora Tenti, el estado de este material exigiría que dicte una ley acorde a los tiempos, reglamentando su acceso, la conservación, preservación e incluso quién debe estar a su cargo; "de ninguna manera puede quedar al arbitrio de un funcionario", sentenció.

En la actualidad este archivo contiene al mismo tiempo documentación notarial, judicial y de gobierno, lo que obviamente no debería suceder.

Fue tajante al asegurar que el manejo accidentado del archivo, dejó libre el camino para distintos hurtos de documentación. "El último inventario se comenzó a hacer en 1994, pero al no estar terminado se desconoce todo lo que guarda", dijo.

Más allá de estos hechos puntuales la historiadora avanzó quizás sobre un aspecto sociológico del problema, al señalar que incluso los propios medios de comunicación, borran todo y no guardan nada de su trabajo (salvo honrosas excepciones).

12 de junio de 2008

Posición crítica


Por Hugo Funes

El Sindicato Argentino de Docentes Privados apoya la nueva ley nacional de educación, pero desde una posición crítica. Aspiramos que todo lo que este escrito en la norma se vaya plasmando durante la transformación educativa, porque no queremos que pase lo mismo que con la Ley Federal de Educación, que en la letra no era tan mala, pero cuya ejecución no se llevó a cabo.

Esperamos aprovechar todos los espacios que ofrece esa ley, pero al mismo tiempo exigiremos al gobierno que cumpla abriendo todos los espacios para que ser oídos.

Hace unos días, cuando se dio a conocer el anteproyecto que sería tratado por los senadores para la sanción de la ley, el gremio advirtió una sería falla en la redacción de ese anteproyecto, que posteriormente fue cambiado merced a las acciones emprendidas casi contra reloj por nuestro gremio a nivel nacional.

Desde el sindicato se cuestionó la redacción original del artículo 64, que si bien establecía que los docentes de las instituciones de gestión privada tendrían derecho a una remuneración mínima igual a la de los educadores de gestión estatal (algo que ya establecía la ley federal), incluyó a último momento un agregado o nueva redacción, que establecía que la remuneración de los docentes de ese sector se haría conforme al régimen de equiparación fijado por la ley 13.047 y por el artículo 174 de la ley 14.473 (Estatuto del Docente). Ese agregado era burdo.

La nueva redacción de ese artículo (que posteriormente modificado salvando ese error), hacía referencia a dos normas que fueron derogadas hace tiempo. Lla ley 13.047, decía que los docentes privados podrían cobrar como piso hasta un 60 por ciento de lo que cobraba un estatal. Esta norma fue modificada por el Estatuto del Docente en su momento, estableciendo que debían percibir el cien por ciento. Al mismo tiempo las dos normas aludidas fueron modificadas por la ley federal, que establecía que un privado debía cobrar como mínimo lo mismo que un estatal.

Esa nueva redacción de la ley habría hecho alusión a normas que fueron derogadas por la ley federal en su momento y por más que ahora se derogue la ley federal, esa instancia no pone en vigencia las leyes que fueron derogadas con anterioridad.

Fue un agregado que pudo obedecer a la presión o incidencia de algún sector interesado, que lo incluyó con el único objeto de confundir.

Una vez detectado ese problema, el Sindicato nacional consideró que difícilmente ese agregado hubiese aportado un problema insalvable para lo docentes del sector; estos cambios no aportarían nada más que confusión, dado su inaplicabilidad.

Las patronales que hubiesen querido aprovecharse de esa confusión, podrían haber llegado a esgrimir que los docentes tendrían que cobrar desde un 60 por ciento de la remuneración de un estatal y no como decía la ley federal que obligaba a percibir como mínimo lo que percibe un docente de la escuela pública.

Esa medida sólo podría haber aportado confusión, porque en un espacio legal los docentes tendríamos la razón dado que este artículo que se pretendió incluir sería inconstitucional, porque haría alusión a leyes derogadas.

Existe la ley 6.160, que si bien está en proceso de modificación, expresa claramente que un educador de las escuelas privadas, debe cobrar como mínimo lo que cobra su par de las escuelas estatales.

En ese marco el sindicato nacional presentó un proyecto para modificara ese artículo (que fue aceptado e incorporado), señalando que los cambios aludidos generaban discrepancias interpretativas. Al respecto destacó que el artículo 38 de la ley federal, consagró con claridad la equiparación salarial, remarcando que la docencia privada cobrará cómo mínimo (piso) lo mismo que la docencia estatal.

La sugerencia del sindicato señalaba: "Que los docentes de las instituciones públicas de gestión privada tendrán derecho a una remuneración mínima igual a la de los docentes de gestión estatal y deberán poseer títulos reconocidos por las normas vigentes. A esto se agregaría: Los docentes de instituciones educativas de gestión privada reconocidas, mantendrán los derechos y obligaciones provisionales complementarias, establecidos por la ley 22.804". Estos significa que los docentes de sector tendríamos que seguir aportando a la caja complementaria.

Esa modificación fue presentado ante los miembros de la comisión de educación del Senado de la Nación (y posteriormente incorporadas a la norma sancionada por los senadores), al tiempo que en las puertas mismas del Congreso de la Nación, se llevó a cabo una transmisión de radio abierta de la que participó el propio ministro de Educación Daniel Filmus, quien compartió los criterios esgrimidos por el Sindicato Argentino de Docentes Privados.