8 de julio de 2008

Palabras

Después de muerto, aunque sea de una manera semántica, el periodismo absolvió a Augusto Pinochet. No hubo diario, editorial, revista, hebdomadario, publicación, suelto, panfleto, cable, noticiario, reporte, informe, nota, columna, comentario o entrevista que no lo aludiera anteponiéndole el prefijo "ex". Aunque ya era ex dictador en vida, porque así lo nombraban los periodistas, luego de muerto se convirtió en doblemente "ex". Juan Domingo Perón es ahora "ex" presidente y -colmo de la semántica exacta de los noveles escribas y espíquers- Diego Armando Maradona, ¡también es un "ex" futbolista!
Dicen que en los lugares que enseñan periodismo, se avisa a los aspirantes que en esta profesión se deben evitar -en lo posible- los calificativos. ¿Quién puede dudar, cuando se nombra a Diego Maradona, que se está aludiendo al futbolista o que cuando se menta a Juan Perón, es el mismo que fuera tres veces presidente de los argentinos?
Pero si la regla fuera válida, si esta nota no tuviera razón, ¿por qué no se recuerda igual a San Martín, nombrándolo como "ex" libertador, "ex" general o "ex" marido de Remedios de Escalada? Ya que estamos, ¿por qué usted, lector, no recuerda de esa manera a sus seres queridos fallecidos? ¿Por qué no decir, mi "ex" padre, antes de morir me legó tal cosa? Algo más. Algunos perdonan estos abusos, sobre todo en la prensa escrita, en aras de un estilo periodístico, que tampoco existiría. Pero demostrar la inexistencia del estilo periodístico podría llevar varias de estas columnas, y el espacio para esta, cuando llegue el punto final, se habrá acabado.

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