5 de agosto de 2008

Libros más, libros menos, igualito a...

Juan Manuel Aragón
Esta revista se entregó en la Feria del Libro a quienes se interesaban por la cultura y la educación de Santiago.

El número anterior de la revista que usted tiene en las manos, estuvo en la feria del libro y se repartía en el quiosco del Sindicato Argentino de Docentes Privados. Como no se trata de una publicación destinada solamente a maestros o con textos que les interesen únicamente a ellos, pudo entregarse a todos los visitantes que la solicitaron o que sintieron curiosidad por vislumbrar algo de lo que piensan los santiagueños sobre sí mismos.
Como se anuncia en la tapa, es la primera publicación gratuita que unió dos temas fundamentales en Santiago, la educación y la cultura. Y despertó en muchos de quienes la hojearon, en esos días de la feria, no solamente curiosidad, sino también mucho interés por los asuntos que trataba el número 7, que fue el que se expuso y repartió en la Rural de Palermo.
Fue también un acontecimiento importante para sus responsables, ya que salir de la provinciana para mirar, aunque sea de afuera, aunque sea tangencialmente, el movimiento de las grandes editoriales les abrió los ojos para nuevas posibilidades en el pago, salvando las lógicas distancias con la gran ciudad, obviamente. Algunos de los resultados de este viaje, no se traducirán inmediatamente en una nueva diagramación, tal vez, pero podrían influir decisivamente en la vida de esta publicación de aquí a unos meses.
Es ocioso repetir los lugares comunes acerca de la distancia cultural entre Buenos Aires y el pago, pero "El punto y la coma", por lo que se pudo ver allá, no desentonó, no fue menos que ninguna de las publicaciones de este estilo que se observaron en algunos quioscos de la feria. Es cierto que despertó muchísima curiosidad en algunos, que una revista cultural de Santiago estuviera presente, por lo que hubo que explicar que ello fue posible por el esfuerzo del sindicato local y nacional, deseosos de contribuir al desarrollo de la cultura y la educación, dos temas en los que están comprometidos desde siempre.
Fue además, muy grato repartir una revista que no necesitó de muchas explicaciones, porque se explica sola. El discurso a quien deseaba recibirla no fue el clásico "esta es una revistita que hacemos en Santiago y que nos sale más o menos, pero como es del pago usted sabrá disculparla". Primero por lo dicho, porque se cuenta sola y después porque la calidad de sus notas, sus fotografías y la diagramación, tal como se propusieron sus editores desde el primer número competían de igual a igual con muchas otras publicaciones de la feria.
Cualquier paisano de visita en Buenos Aires al conversar con la gente se da con que hay muchos provincianos allá. Es de imaginarse entonces, la sorpresa de muchos santiagueños y porteños con orígenes en la provincia, que se sorprendieron muy gratamente al recibir la revista. Las fotografías del número 7 fueron elegidas para mostrar un Santiago típico, el que se conoce apenas llegado al pago, el que más se recuerda, por su cercanía con lo masivo, cuando se está lejos.
En una feria cuyos números han sido ampliamente divulgados, con millones de visitantes y millones de libros, esta revista obviamente fue una gota de agua en mar inmenso. Según explicaban algunos vendedores, como todos los años, hay mucho folletero, gente que se acerca a recibir folletos, a degustar bebidas gratis, a mirar las chicas hermosas. Es dable pensar que podría haber alguno, de los mil ejemplares que se repartieron gratuitamente, recibió la revista y no estaría mal imaginarse que uno o dos, aprendió a gustar de la lectura, gracias a una ignota publicación de un lugar lejano de la Argentina llamado Santiago del Estero. Si fue así, estamos hechos.

Con la revista en las manos
Jorge Telerman, jefe de gobierno de Buenos Aires, recibió en las manos un ejemplar del número 7 de esta revista. Fue durante la inauguración de la Feria del Libro, en el Salón Rojo, donde también Norma Aleandro deleitó a los presentes recitando poemas de Julio Cortázar y Jorge Luis Borges.

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