4 de agosto de 2008

Un rico presente


Ariel Horacio Sequeira
José Kairuz en un repaso de la historia y la actualidad del máximo coliseo santiagueño.

Sin remontarnos demasiado en el tiempo, el patio criollo, podría ser un antecedente directo del teatro contemporáneo de Santiago. El ejemplo más pleno sería la compañía de arte nativo de Andrés Chazarreta y su actuación en el teatro Politeama de Buenos Aires, a principios del Siglo XX. La charla con José Kairuz, director del Teatro 25 de Mayo, una de las salas más importantes del norte, ilustra sobre el pasado del arte escénico santiagueño y sobre un presente muy rico y promisorio. Kairuz es además representante del Instituto Nacional del Teatro en la provincia.
En la actualidad existen muchos grupos de teatro, algunos intentan hacer sus primeras armas, otros tienen una importante experiencia y vienen trabajando desde hace muchos años, entre estos los más destacados son el Teatro Municipal, el de la Universidad Católica, la Universidad Nacional y los grupos Hacha y Quebracho, La Mueca y Los Actores Sueltos. En este caso se trata de elencos con respaldo institucional, lo que no significa que esto se traduzca en un reconocimiento económico al trabajo del actor, sino más bien orientado hacia un apoyo logístico. Traducido esto quiere decir que estos grupos ya consolidados tienen un profesor pago y además un espacio propio donde proyectar ese arte.
Otro grupo que tiene un camino abierto en la provincia es "La Sociedad de los Actores Sueltos" de La Banda, que sin bien pertenece a la estructura del Atelier Cultural de esa ciudad, es absolutamente independiente.
A todos ellos se suma el esfuerzo de gente muy joven que está en la búsqueda de un teatro no convencional, con nuevas propuestas, nuevos lenguajes. Se trata de mucha gente en este caso que incluso participa de diversos talleres de arte escénico.
Al respecto Kairuz recuerda que el año pasado se organizó el premio estímulo al teatro joven de Santiago del Estero y se presentaron casi una veintena de trabajos; "se premiaron tres, uno fue seleccionado para la Fiesta Profesional del Teatro, llegó al regional y el pasado 12 de abril hizo la apertura de la Fiesta Nacional del Teatro en La Rioja".
Sin perder el optimismo Kairuz confiesa que el teatro santiagueño parece haber quedado momentáneamente en una especie de meseta, de la que tendrá que trabajar para salir. "Desde hace casi una década el teatro local venía creciendo. Con la creación del Instituto Nacional del Teatro, se fomentó la actividad en la provincia y llegaron subsidios para los grupos que proponían hacer una puesta en escena, giras, edición de libros, alquiler de espacios para ensayos y hasta la construcción de nuevas salas como la que emprendió la Asociación de Actores de Teatro de Santiago del Estero".
Esa ayuda afianzó la escena local durante estos últimos años; "sin embargo se llegó a cierto nivel de crecimiento y hoy estamos como en una meseta; aunque no tenemos una explicación lógica hasta ahora, los grupos ya no está solicitando como antes el apoyo económico a través de subsidios".

¿Dónde abrevan los elencos santiagueños?
Kairuz destacó que existen grupos que tienen sus propios autores, lo que habla a las claras de que no sólo hay una importante profusión de elencos sino también una presencia destacada de dramaturgos locales. El grupo Hacha y Quebracho por lo general lleva a escena obras de Raúl Dargoltz, autor cuyas obras han trascendido las fronteras de Santiago y del país. Entre las más destacadas se debe mencionar Hacha y Quebracho, que es ya un clásico de la dramaturgia santiagueña; otra de sus obras es el Enemigo del Pueblo, adaptación de la pieza teatral de Ibsen (representada por el elenco de la Universidad Nacional y que recibiera el Premio Nacional de Teatro); de igual manera Clemencia II recibió premios nacionales y con Amerindia el teatro santiagueño salió de gira por el mundo.
Otro grupo que abreva en sus propias creaciones es La Mueca, que se orienta por las creaciones colectivas o bien interpreta lo que escribe Adrián Martínez Ramallo (director del grupo). Para quienes analizan a fondo el arte escénico santiagueño estos dos grupos serían los más profesionales de la provincia.
En ese marco el grupo del Teatro Municipal de Santiago, dirigido por Eduardo González Navarro, interpreta obras de su director junto a la de otros autores. En la Universidad Católica, muchas obras llevadas a las tablas también pertenecen a su directora, Nelly Tamer, sin descuidar obras de autores consagrados. Contra esta tendencia la gente de la Universidad Nacional, dirigida por Rafael Nofal (nacido en Quebracho Coto, se afincó en Tucumán y dirige en Santiago), aborda clásicos de la dramaturgia universal, aunque también llevó a la escena algunas piezas de su autoría.
Los más jóvenes están trabajando en lo que se conoce como la nueva dramaturgia, corriente no tan convencional que expone un teatro más fragmentado, cuya lectura por allí no es de fácil acceso y que por lo tanto se nutre más de autores que no son de Santiago.
Más allá del tenaz esfuerzo para llevar obras a escena, debe quedar en claro que ningún actor vive del teatro en Santiago, aunque esta es una situación de la que no escapan ni siquiera los actores de Buenos Aires. "Más allá de esta realidad, debemos entender que el teatro es un producto cultural y por lo tanto el actor tiene el legítimo derecho de vivir de esto; por lo tanto debe tener un rédito económico para recuperar los gastos y para que el actor pueda vivir de su arte".
Para los memoriosos la época del oro del teatro santiagueño se vivió en los años 40 y 50 cuando no existía la competencia de la televisión. Entre las figuras de aquellos años se rescata a Justo José Rojas, Plinio Pilán, Victoria Jozami (dramaturga y actriz), Horacio García, Fanny Olivera, Chichí Sapag. "Ellos marcaron toda una época de gran efervescencia escénica, al reflejo de las grandes urbes donde el furor era el radioteatro".
A estos importantes nombres se suman por estar en plena vigencia de la escena santiagueña, los de Daniel Nassif, Daniel Ramírez, María Rosa Cianferoni (quien participó en dos films de Sorín: Historias Mínimas y el Camino de San Diego), Mariela Díaz (quien también integré elencos de películas de presupuesto nacional), Miriam Berra, Sandra Camiletti, y entre los más jóvenes Gustavo Bercamp.
Hoy el teatro 25 de Mayo que se encamina a celebrar su centenario, atraviesa una etapa de importante mejoras en su edificio. En poco tiempo más se habrán concluido los trabajos de climatización de la sala. De esta manera el 28 de abril se estaría lanzando la temporada 2007. Kairuz asegura que esa sala está abierta a la diversidad artística; "no se le dice que no a ninguna propuesta; tenemos espacios para la música clásica y la tropical, para la danza clásica y las autóctonas regionales; ideológicamente estamos abiertos a la diversidad cultural, nuestra bandera es la libertad de expresión, quien dice sí o no es el público aceptando las distintas propuestas".
El coliseo local tiene tres clases de programaciones, una empresarial en que el productor del espectáculo corre su riesgo con su propuesta; hay otra programación independiente que también se podría catalogar de solidaria, en ella participan los artistas santiagueños y de otras provincias que no ingresaron el circuito comercial ("por eso el teatro les abre las puertas"); también está la programación institucional que corre por cuenta del teatro en conjunto con la dirección de Cultura de la provincia, que ofrece espectáculos que no son de gran envergadura, pero que responden al gusto de un público determinado como las propuestas de jazz.
Al revisar la vigencia de esta sala en Santiago, la abultada demanda de fechas para llevar espectáculos a su escenario es tan grande que ya están en agenda propuesta incluso hasta diciembre. "La demanda de fechas es muy importante; tenemos programas para todo el año: ya tenemos todas las fechas cubiertas", apunta Kairuz.
Si bien en el norte hay salas similares a la santiagueña, pocas tienen las condiciones que hoy ofrece el Teatro 25 de Mayo. Quizás esta sea una razón para que los santiagueños sientan de manera muy especial a ese ámbito y los embargue el orgullo cuando hablan de su teatro.

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